miércoles, 21 de diciembre de 2011

Navidad, Pascua, Sinónimos de Estupidez e Ignorancia


Diciembre, calor insoportable, calles llenas de frenéticos compradores asoleados y transpirados, verdaderos equecos caminantes llenos de bolsas con el botín navideño, niños boquiabiertos mirando vitrinas llenas de burda nieve de plumavit granulado que cubren juguetes y pesebres de yeso y paja, muchos compran piscinas plásticas o beben para no deshidratarse mientras sus hijos se sientan para la clásica fotografía de rigor en las rodillas de acalorados Viejos Pascueros Jubilados pasados a sobaco disfrazados con botas, gorros con piel, abrigos, guantes, al mejor estilo del invierno del hemisferio norte, el frenesí de estas fechas da para todo, incluso para la estupidez más extrema y la ignorancia mas supina.

La cultura navideña o pascuera en Chile es tan absurda y sin razón porque aparte de ser una mala y burda copia, donde se mesclan creencias religiosas como el supuesto nacimiento del hijo de dios (Jesucristo) representados en pesebres, mesclados con pinos artificiales o naturales con nieve artificial (en Verano) y paganos Papas Noel, Santa Claus o simples Viejos Pascueros, mostrando inmisericordemente la Ignorancia y Estupidez que representan estas celebraciones importadas, mescladas e impuestas por las tradiciones y costumbres que manejan las mentes pobres y sumisas del ciudadano manipulado y sin capacidad analítica.

La antinaturalidad de estas celebraciones la mayoría las justifican con frases cliché como “Para Celebrar en Familia”, o “Para Unir a la Familia”, o “Para Cenar y estar en Familia” relegando a un segundo plano lo natural, el sentido y real unión familiar que humanamente debería existir a la categoría de sucedáneo como el jurel tipo salmón, dejando en evidencia que el amor, el cariño, la generosidad, la unión de familia y los sentimientos hacia los hijos(as), tienen una fecha y un precio, encarnado en los regalos o el la deuda navideña adquirida en bancos o centros comerciales, todo por un celebrado 24 de Diciembre.

Los mas creyentes o fanáticos intentan tapar el sol con 1 dedo asistiendo con cara de pena a la misa del gallo, leyendo los relatos de Lucas en la biblia, en donde se narra la noche del nacimiento de Jesús, además de más de algún golpe en el pecho, en un vano intento de expiar sus culposos sentimientos consumistas navideños y que en nada se relacionan con sus mal llamadas creencias sagradas, nuevamente dejando en evidencia la falsedad de estas fiestas y por ende la falsedad de cada uno de los creyentes que se persignan con los dedos húmedos con agua bendita mientras en la otra mano sostienen el infaltable vaso con cola de mono bien cargado hacia el aguardiente, que obviamente mejorara cualquier rasgo de pena que haya quedado de la descabellada misa de medianoche.

Como en toda fiesta, la celebración requiere comida y por ende sacrificios, siendo los Pavos los principales afectados en la celebración navideña, el origen de esta costumbre adquirida no viene de Europa como muchos creen, si no que específicamente de México de donde el Pavo o Guajolote (hexolotl) es originario, este era el plato central en las festividades religiosas para honrar a Huitzilopochtli, Dios de la Guerra al que los Aztecas ofrecían tributos y comida, con la llegada de los Saqueadores Europeos que la historia oficial llama Conquistadores de América que descubrieron un sinfín de costumbres y tradiciones festivas y alimenticias las cuales llevaron a sus países de origen y que posteriormente trajeron de vuelta a América, este es el motivo por el que los Pavos no consideran la noche del 24 de Diciembre como una “Noche Buena”.

Los enredos religiosos e históricos, las costumbres y tradiciones de los manipulados esclavos mentales navideños, además de los aderezos y sucedáneos en la creación de esta Falsa Celebración, han hecho lo que es hoy la Navidad, o la Pascua, o el nacimiento de Cristo, o la tontera colectiva que representa la noche del 24 de Diciembre, solo una histérica y antinatural sesión u obsesión de compras de regalos sin motivo alguno, lo peor, las nuevas generaciones de Padres y Madres trayendo, imbecilizando y criando adictos al consumismo también sin motivo alguno, en resumen, otra Mierda Colectiva también sin motivo alguno.

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